Alfombra roja a la locura | Columnas | elvocero.com

2022-08-13 14:37:27 By : Mr. xianxun Liu

No soy economista ni pretendo serlo, pero hay cosas en nuestra economía que no dejan de asombrarme. ¿Cómo es posible que, ante la llegada de billones de dólares en fondos federales, las proyecciones de la Junta de Planificación, en cuanto al Producto Bruto Real, para los años 2022 al 2031 varíen únicamente entre 0.8% y 1.1%?

El ejecutivo intenta vendernos que Puerto Rico está en una ruta de crecimiento económico con estribillos de campaña como “este es el cuatrienio de la obra”. En una columna en este periódico, Manuel Laboy reafirmó la campaña mientras publicó que el COR3 tiene el compromiso de lograr 2,000 proyectos con Fondos de FEMA en el 2022 y que dichos proyectos impactarán la economía con 40,000 empleos.

Sin embargo, los economistas Heidi Calero y Adrián Alos, así como Oscar Cullen, Cameron McKenzie y Yandia Pérez, en una noticia de este rotativo, concurrieron en que “el 2022 será un año atípico para la Isla porque se espera un desembolso mayor en los fondos de recuperación relacionados al huracán María; pero advirtieron que, aun cuando esto deberá estimular la actividad económica, el resultado dependerá de si hay buen uso del dinero y cuál será el efecto de los factores antes mencionados”.

La cautela expresada por economistas y empresarios; así como la proyección de crecimiento económico de un 1.1% de la Junta de Planificación chocan con el optimismo del ejecutivo y validan la pregunta que esta columna aspira a que se discuta.

Si buscamos la respuesta en el campo de la microeconomía, podemos entender el optimismo de Manuel Laboy; amparado únicamente en el crecimiento del sector de la construcción. No obstante, si buscamos la respuesta desde la macroeconomía, el optimismo se desborona dado que la respuesta debe analizar el impacto positivo en la industria de construcción en su interacción con los demás aspectos de la economía como la inflación, empleo/desempleo y crecimiento económico.  Es por ello, que comparto la preocupación de Oscar Cullen al afirmar que los fondos federales a recibirse en los próximos 10 años “serán un aliciente acorde a como se utilicen o se creará una burbuja que explotará en 10 años”.

Por décadas el gobierno de Puerto Rico ha cimentado su propuesta de crecimiento económico en la apuesta de pescar el pez grande; de atraer a grandes industrias que aumenten de inmediato las contribuciones y los empleos. Sin embargo, el gobierno nunca se ha ocupado de entrelazar esos peces grandes con la economía local para aumentar capital. Por eso, no sorprende que desde la salida de un sinnúmero de empresas, se haya acrecentado la pobreza mientras mantenemos cientos de elefantes blancos de cemento adscritos a Pridco.

Lamentablemente, no se aprendió de la mala apuesta y se continua la pesca insaciable mediante incentivos y exenciones contributivas sin requerimientos específicos que obliguen una mayor aportación al País. Así lo hemos visto en la apuesta al ‘big retail’ y con los beneficiaros de la Ley 22.

Los fondos federales que Puerto Rico recibirá en los próximos años representan una oportunidad única de reenfocar nuestra economía. El buen uso de fondos federales, como ARPA, será crucial en trazar la ruta del crecimiento económico. Dado que uno de los objetivos de ARPA es crear mayor resiliencia económica, algunos estados comienzan a dirigir dichos fondos para cambiar el enfoque económico fomentando el empresarismo local y la manufactura a pequeña y mediana escala.  A manera de ejemplo, estados han creado espacios comerciales para que los empresarios locales tengan opciones asequibles para desarrollar sus negocios. Idea que representa una opción para poner en funcionamiento cientos de edificios abandonados de Pridco.

Puerto Rico tiene dos opciones, intentar algo nuevo o afianzar la alfombra roja a la locura haciendo lo que se ha hecho por años, buscar el pez grande y quemar fondos federales en obra cuyo único fin es propiciar la reelección, mientras se espera algo distinto. Si realmente añoramos cambiar, necesitamos un gobierno que se atreva a hacer una reingeniería del modelo actual de desarrollo económico. Un gobierno que utilice los fondos federales responsablemente para incentivar al empresario local, fomentar el eslabonamiento de empresas foráneas con las locales, invertir en manufactura de pequeña y mediana escala y fortalecer los departamentos de investigación y desarrollo de la Universidad de Puerto Rico. En fin, requiere un gobierno con la voluntad de salir de la locura creada por el interés de la reelección y que se enfoque en fortalecer nuestra economía de forma sustentable.

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